Capítulo 4. Cae la base.
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Apolonius |
-
¡Fuera
del centro! Ahora es nuestro.
-
Tranquilo
amigo, lo podemos arreglar sin que se vaya nadie, no ves que hay dos edificios.
-
Entonces
nosotros nos quedamos con este y vosotros os vais al otro.
-
Hombre
se justo nosotros somos más personas, o sea, que necesitamos más espacio, ya
que vuestro grupo es pequeño dirigíos al otro edificio.
-
¡Que
no! Nosotros nos quedamos aquí u os vais, entendido.
De repente en mitad de la
discusión salió una manada de draugers, y entonces les dije:
-
Tranquilizaos,
un rato y mañana discutimos sobre quien se va a quedar en que sitio se queda
cada uno, que nos están atacando los draugers.
-
Vale,
pero ¿dónde nos quedamos hasta mañana?
-
Os
podéis quedar aquí, que nosotros nos vamos al otro edificio.
Cuando
terminamos con la discusión nos encargamos de la manada, y nos dirigimos al
otro edificio. Cuando llego la noche, cogí a tres miembros del grupo y nos
dirigimos hacia los otros miembros de sobrevivientes, los vimos dormidos y
Gasto dijo:
-
¿Por
qué no los matamos a todos aquí y ahora?
-
Porque
no somos asesinos sino que somos un aliado de la Justicia y que además quiero
ahorrar toda la munición posible.
-
Y ¿Cómo
vamos a matarlos?
-
No los
vamos a matar sino hacer que los draugers los maten.
Y con el plan repartido nos
dirigimos a preparar los preparativos. Abrimos las puertas del centro para que
entraran unos cuantos draugers y con las puertas abiertas el grupo no se
despertó hasta que ya los tenían encima y desde ese momento el otro grupo ya no
existía, pero eso si cuando matamos a los draugers que entraron, cerramos las
puertas del centro y empezamos a contar a los miembros del otro grupo por si
acaso no habían caído todos, y al contar todos los cadáveres nos enteramos de
que uno de ellos consiguió escapar, pero no nos dimos cuenta que fue el líder.
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David |
Cuando
salimos del centro, habíamos caminado dos kilómetros, y vimos a lo lejos un
autobús que podríamos utilizar para trasladarnos más rápido de un lugar a otro,
cuando nos acercamos al autobús estuvimos mirando que no habría ninguno de esos
malditos draugers en el autobús ni cerca del autobús. Terminamos de
inspeccionar el autobús y las cercanías del autobús, y entonces nos encontramos con 10 draugers en total, 5
draugers estaban dentro del autobús y los otro 5 draugers estaban por la
cercanías del autobús y cuando terminamos de matar a los 10 draugers pudieron
entrar el resto del grupo en el autobús, de repente, Robert se puso a intentar
arrancar el autobús porque sabía mucho más de mecánica que nadie de nosotros
porque su padre trabajaba en un taller como mecánico e iba a ayudarle con el
trabajo. Consiguió arrancar el autobús y lo utilizamos para buscar algún lugar
seguro donde quedarnos.
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Ivan |
Pero
de repente, mi grupo se dirigió al centro comercial para conseguir suministro,
y apareció un sobreviviente, que se hacía llamar Shiroe.
-
¿Quieres
unirte a nosotros?
Después
de oír lo que le dije, dijo.
-
Me
encantaría unirme.
Pero Gastón, me dijo:
-
¿Por
qué le invitaste a venir a ese tipo?
-
Es que
me da la curiosidad que tienen algo especial.
-
¿Y que
es eso que tiene?
-
No sé
para eso le invite a unirse para saberlo.
-
Ok,
Weedolf.
Cuando mi grupo regresaba al autobús con las
provisiones nos topamos con un pequeño grupo de draugers y tuvimos que dejarle
todas las provisiones a Shiroe, para que las protegiera mientras nosotros nos
encargábamos de matarlos. Cuando terminamos de matarlos corrimos hasta el
autobús para no toparnos con más draugers, y de pronto vimos que todavía no
había regresado el grupo de Saeko.
Pasaron
unos cincuenta minutos, y aparecieron por la puerta y vimos que llevaban aparte
de provisiones, ordenadores portátiles y máquinas de juegos. Cuando subieron
les obligue a que se explicaran porque habían cogido esas cosas, solo habíamos
parado para suministrarnos de provisiones y me dijo Saeko, que
-
Nos
habíamos retardado mucho por culpa de Eros, que se había entretenido cogiendo a
parte de los suministro, un montón de manga. – Me dijo Saeko.
Y
en ese momento le dije.
-
Muy
bien Eros para esta ocasión te perdono, pero que no vuelva a pasar, y si vas a
hacer algo antes por lo menos pregúntale
al que está al mando con anterioridad, entendido.
-
Entendido,
pero fue algo que se me ocurrió en ese momento.
Cuando
estuvimos todos en el autobús, nos pusimos en marcha hasta el cuartel militar
que había en Las Palmas de Gran Canarias, y por el camino veíamos algún coche
policial o algún vehículo militar y siempre parábamos para recoger armamento,
hasta llegar al cuartel militar y allí nos encontramos con unos cuantos
militares atrincherados y matando a todo tipo de draugers que se acercaban,
pero de repente, los militares nos vieron y nos dijeron que paráramos para
preguntarnos.
-
¿A
dónde vais con ese autobús?
-
Lo
habíamos encontrado por la ciudad de Vecindario - Le dije – Luego, ¿nos
podríais dejar pasar, por favor?
-
¿Para
qué queréis pasar al cuartel?
-
Pues
para descansar y suministrarnos.
-
Si solo
es eso pues adelante podéis pasar, pero eso si cuando termines os vais que
estamos a tope de la capacidad que podemos proteger y si vuestro grupo sé que
igual va a ser mucho más difícil defender.
-
Ok,
entonces pasamos y cuando terminemos nos vamos.
Entramos
poco a poco en el cuartel, ya mitad del trayecto nos encontramos con el coche
presidencial y dentro de él, estaba el presidente de España, Rajoy, pues
habíamos aparcado el autobús para mirar si el presidente estaba bien y que no
lo hubieran mordido o arañado y le vimos sin ningún mordisco y arañazo y
además, estaba sano y salvo, y también había quedado uno du sus guardaespaldas
vivo, dentro del coche y le preguntamos.
-
¿Queréis
que os llevemos dentro del cuartel? Que a nosotros no nos importa llevar al
presidente en el autobús, pero una pregunta ¿por qué el presidente de España
está por aquí?
-
Si no
es una molestia llevadme con vosotros hasta el cuartel, por favor. Estoy por
aquí porque vine de vacaciones para relajarme un rato de la política.
-
Ok. Ya
no te molestamos más entrad al autobús que os subimos rápido.
Llegamos
al cuartel y allí nos rodearon un grupo de militares que estaban esperando al
presidente, para ponerlo a salvo, cuando nos bajamos del autobús el presidente
bajo y
les digo a los militares
-
¡Porque
no habéis venido a recogerme! Que por vuestra culpa he perdido a cuatros de
cinco de mis mejores guardaespaldas y que además los únicos valientes fueron
estos chicos de aquí.
-
Es que
estuvimos defendiendo el cuartel y no podíamos enviar a un grupo de rescate a
por vosotros.
-
Lo
sentimos señor. – dijo otro de los militares.
Entonces
se fueron y se llevaron al presidente al bunker subterráneo bien fortalecido,
para que estuvieran a salvo, mientras nosotros nos preparamos para quedarnos un
tiempo allí porque no era muy ventajoso estar donde hay muchas personas porque
las provisiones se agotarían demasiado rápido y si se hace mucho ruido caería
demasiado rápido y en ese momento Robert había visto un arsenal que tenían los
militares y cogió un poco de aquellas armas, y se fue pero a mitad del trayecto
le detuvo un oficial y le pregunto.
-
¿Qué
haces con todas esas armas chaval?
-
Solo
cogimos las necesarias para defendernos de aquellos malditos draugers.
-
Pero
vosotros no podéis andar con ese tipo de armas.
-
Anda ya
en esta ocasión no hay leyes, la única es la de la ley del más fuerte.
-
No,
nosotros seguimos con las leyes devuelve esas armas.
-
No
quiero son nuestras nos dejaron coger unas pocas armas.
-
¡QUE
NO! Devuelve las armas.
En
ese momento vio como le maltrataban a Robert el oficial y los soldados viendo,
que David me fue avisar de lo que estaba pasando y cuando llegue allí, yo mismo
desafié al oficial para que nos dejara en paz. Pero de repente oigo la voz de
Robert diciéndome.
-
Weedolf,
gracias por venir en mi ayuda, no sé cómo te lo podría agradecer.
-
No me
lo tienes que agradecer de ninguna manera, es lo que hace un buen líder del
grupo por sus camaradas.
-
Oh,
eres grandioso, Weedolf. – me dijo Saeko.
Empezamos
el combate, y a mitad del combate el oficial me tira al suelo que me deja
inconsciente en el suelo, pero de repente me vieron levantarme y me vieron como
estaba utilizando mi poder contra el oficial y cuando se terminó la pelea me
desperté y dije.
-
¿Qué
paso aquí?
-
No lo
sabes, Weedolf.
-
No, ¿el
qué?
-
Que as
utilizado tu poder como Pecado Capital.
-
¿En
serio?
-
Si,
Weedolf.
-
Entonces,
¿cuál es mi poder?
-
No lo sé,
no lo vi muy bien, fuiste demasiado rápido, lo siento.
-
No pasa
nada, ya se descubrirá mi poder.
-
Ok.
Entonces
el oficial se había largado corriendo del miedo que pasó en la pelea contra mí,
y apareció el general y se me acerco y me dijo.
-
Puedes
llevarte todas las armas que quieras, que por lo menos sabemos que lo sabréis
utilizar muy bien.
-
Entendido.
Entonces
llevamos las armas que consiguió Robert al autobús y descansamos hasta la hora
de partir y además yo sí que tuve que descansar porque me quede sin energías
por culpa de esa pelea.
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