Capítulo 1. El inicio del Apocalipsis.
- Weedolf, Weedolf, venga,
vamos a qué esperas. Sal ya a la pizarra tienes que hacer el ejercicio. Deja de
estar pensando en tus cosas y sal.
- ¿En serio profesor?, es no
tengo ganas de hacer el ejercicio, podría hacerlo otra persona, a parte no lo
tengo hecho.
- Me da igual chico.
Saldrás tú porque lo digo yo y además aunque no lo hayas hecho sé que sabes la
solución. Aunque se trate, probablemente del ejercicio más difícil que se va a
hacer en todo el curso.
- Sí, me sé la solución.
Pero no tengo ganas de hacerlo en la pizarra. Es lo que diría pero seguro que
no cambiaras lo que has dicho. ¿Cierto?
- Vaya sí que me conoces
¿no? Ja, ja, ja.
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James K. Weedolf |
Me
acerqué a ver qué estaba pasando, y vi que varios profesores se dirigieron
hacia la puerta de metal donde se encontraba un hombre un poco rechoncho y para
nada expresivo. Al parecer era el que provocaba esos sonidos y daba esos
golpes, aunque si tuviera que escoger que fue lo más raro de todo aquello en
ese momento diría que como daba los golpes. Ya que este ser daba los golpes con
todo su cuerpo. Lo primero que me vino a la mente fue que estaría borracho,
cosa que tuve que descartar al instante porque solo eran las 9 de la mañana, lo
segundo que pensé fue que tendría algún
tipo de problema anímico, pero claro, obviamente no sería tan sencillo.
El
director se dirigió a él para “hablar”. Por lo que abrió la puerta dejando que
entrara. No sé qué le pasaría en esa cabeza tan deforme pero atacó
violentamente a una profesora tirándola al suelo y fue entonces cuando nos
dimos cuenta que esa persona tenía la parte del cuello completamente segada,
casi al borde de haber sido decapitado. Lo cual me preocupó muchísimo más ya
que la pregunta del millón era ¿cómo es que un ser humano puede seguir
moviéndose con semejante corte en el cuello? La profesora intentaba defenderse
como podía pero fue increíble que
incluso con 2 personas más ayudándola no pudieron quitárselo de encima,
hasta que desgraciadamente dejo de moverse, por lo que pensábamos que había
muerto debido a la gran pérdida de sangre, por culpa de un mordisco que parecía
calculado puesto que fue directo a la yugular, o eso creíamos, pues la
profesora se levantó como si nunca hubiera pasado nada, por lo que intentaron
ayudarla sin saber porque, ella agarró
del cuello al director y le mordió la cara arrancándole la nariz y la piel a
cachos, después de caer al suelo de rodillas el director al rato de levantarse
empezó a atacar a los demás junto con la profesora y esto fue pasando
sucesivamente, profesor tras profesor y alumno tras alumno. Yo, que ya me hacía
una idea de que podía estar pasando me dirigí a la clase tan rápido como pude,
abrí la puerta y sin hacer ni puto caso al profesor (cosa que tenía ganas de
hacer desde hacía años) fui a hablar con Robert, David, Eloy y Eduardo y les
explique lo que pasó. Pero de todos ellos solo Robert y David me creyeron y
salieron corriendo conmigo antes de que dijeran nada. Aunque no nos dio tiempo
de llegar al taller de tecnología antes de que se oyera por megafonía:
- A todos los
estudiantes y profesorado. Estamos sufriendo lo que parece ser un ataque
bioterrorista, esto no es un simulacro, sigan las instrucciones de su profesor y
dirigíos hacía la salida. Repito esto no es un si… (golpe en seco y silencio
durante unos segundos) ¡¡¡Espera, para, no, por favor, no te acerques a mí,
fuera, aléjate!!! ¡no! ¡¡¡¡NOOOO!!! (fin de la transmisión).
Eso era justo lo que más temía. Ya que eso provoco
un miedo demasiado grande lo que al rato se convertiría en una matanza entre ellos mismos. Todos los
estudiantes y profesores salieron de golpe de todas las clases, lo que produjo
un baño de muertes y sangre en las escaleras y pasillos, lo que a su vez era un
banquete para “ELLOS”.
Después
de lo sucedido conseguimos llegar a salvo al taller pero, no fuimos los únicos.
Un pequeño grupo de solo 4 integrantes proveniente del anexo habían llegado
antes. Para mi asombro eran Gastón un tipo lo suficientemente fuerte como para
levantar ligeramente un tanque él solo, Eros que suele ser un poco incauto y
confiado en ocasiones, un extraño al que
nadie conocía, lo cual no era raro, y que respondía al nombre de Orlando y Yorvanis,
ser un poco introvertido pero parecía que se podía confiar en él (dentro de lo
que cabe).
Decidimos, naturalmente por una unanimidad, ir
juntos a buscar recursos y armas para defendernos y sobrevivir. Necesitábamos
un líder y sin saber por qué el líder al que eligieron fui yo (aunque me sentí
bastante satisfecho con la elección).
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Eros |
Volvimos al taller, y allí nos dividimos en dos
grupos, uno iba a explorar si quedaban algún sobreviviente por el instituto y
el otro grupo iba a por provisiones a la cafetería, mientras los dos grupos
estaban limpiado a los que llamamos draugers (no-muertos), todo el instituto, mientras
iban haciendo sus misión. El grupo encargado de inspeccionar el instituto era Orlando y Eros y el otro grupo encargado de ir a por suministros era Gastón y James K.
Weedolf, o sea yo y en la base se quedó poniendo defensas Robert, David y
Yorvanis.
Corrimos contra ellos y apuntando con el martillo
le destrozamos el cráneo a todos los que se nos acercaban. Después de varios
draugers llegamos a la cafetería, para recoger comida, pero antes vomitamos del
asco, lo que pasamos fue muy asqueroso, pero fue con ánimos de supervivencia.
Recogimos toda la comida disponible y la pusimos en la maleta al parecer ya
había sido saqueada pero menos da una piedra. Volvimos al taller para comer y
prepararnos para dominar el instituto porque obviamente las clases habían
quedado suspendidas de forma indefinida.
Mientras
el otro grupo estaba inspeccionando el instituto por supervivientes,
encontraron a tres niñas de 1°ESO, totalmente asustadas, y decidieron, que
vendrían con ellos y Orlando estuvo de acuerdo vinieron al taller y allí nos
presentamos todos ante las niñas y después se presentaron ellas, la primera que
se presento fue la más valiente de las tres.
-
Me
llamo Alexandra, y las otras dos se llaman Asuna y Asada.
- Encantado de conocerlas, yo me llamo James K. Weedolf, pero me podéis llamar solo Weedolf y estos son: David.
- Encantado - dijo David.
- Este es Yorvanis.
- Bienvenidos - dijo Yorvanis.
- Este es Robert.
Encantado - dijo Robert.
- Estos son Eros y Gastón.
- Encantado - dijeron a la vez Eros y Gastón.
- Encantado de conocerlas, yo me llamo James K. Weedolf, pero me podéis llamar solo Weedolf y estos son: David.
- Encantado - dijo David.
- Este es Yorvanis.
- Bienvenidos - dijo Yorvanis.
- Este es Robert.
Encantado - dijo Robert.
- Estos son Eros y Gastón.
- Encantado - dijeron a la vez Eros y Gastón.
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