lunes, 2 de febrero de 2015

Capítulo 6. En busca de un nuevo refugio.

Sokhna
Después de dos meses, nos habíamos dicho unos cuantos sitios que podría ser seguro y quedar allí a vivir y hacer nuestras vidas en grupo, pero antes de despejar con el avión tuvimos que abrir las puertas del hangar y en ese momento que abrimos las puertas vimos que en todas las pistas habían un número considerable de draugers y entonces, tuvimos que hacer un grupo para despejar las pistas y ese grupo había sido Eros, Gastón y como la líder iba a ser Saeko y en el momento que las pistas ya estaban despejadas, se hizo de noche, aun así, decidimos ir al primer sitio más cercano de los lugares que nos habíamos dicho y el primer lugar era mi ciudad natal Santoña, cuando pasábamos por encima de la ciudad vimos un cuartel pero que estaba echando humo y descubrimos que ese lugar había sido un lugar seguro pero hace un tiempo que había sido ahora había caído ante los draugers.
Cuando aterrizamos en la azotea de un edificio, vimos a tres militares con unos pocos sobrevivientes esperando algún helicóptero para el rescate y en cuando nos vieron pensaron que venía el presidente a rescatarlos personalmente, en ese momento nos vieron bajar del avión y se dieron cuenta que solo éramos unos chicos.
-      Chicos, ¿viaja algún adulto responsable con vosotros?
-      Si, ¿Por qué lo preguntáis?
-      Para que le aviséis alguno para hablar.
-      Pero si nuestro líder es James K. Weedolf, un chico de 18 años.
-      Pues decidle que baje un momento del avión, por favor
Entonces entro Gastón al avión para avisarme de que me estaban llamando allí a fuera y cuando llego a donde estaba me dijo.
-      Weedolf unos militares quieres hablar contigo.
-      ¿Qué quieren?
-      No sé, no nos lo dijo.
-      Pues muy mal, hay que informarse antes de molestarme con mi experimento.
-      Lo siento Weedolf, no volverá a ocurrir.
Baje del avión y me topé con los tres militares americanos.
-      ¿Qué queréis de mí?
-      Si nos podéis llevar a una base americana o algún sitio donde allá algún avión para poder rescatar a estas personas.
-      Sí, pero con una condición.
-      Que condición.
-      Que todas las armas que llevéis encima se las deis a Shiroe, entendido.
-      Si pero ¿cómo vamos a defendernos sin ellas cuando salgamos de este avión?
-      ¿Cuándo os demos 2 metralletas y 3 pistolas?  podéis bajar del avión, ¿entendido? y no quiero más preguntas.
-      Si.
Maria
Entonces ellos aceptaron el acuerdo y subieron al avión, al entrar al avión se dirigieron dónde estaba Shiroe para dejar sus armas mientras que el grupo de siempre iba a inspeccionar la ciudad en busca de armas y suministros, mientras que yo estuve retocando los últimos retoques para el collar “controlador de los no-muertos” y cuando termine el collar avise a los tres militares para que me ayudaran con mi experimento a ver si funcionaba, pusimos el cadáver de M. encima de una de las mesas y dije que no se acercaran nadie por si acaso fallaba mientras que los militares agarraban por los brazos y por la cabeza al cadáver yo eche la pócima por la boca y cuando hizo efecto resucito como un draugers entonces la parte más difícil sería poner el collar, pero logramos ponerle el collar en el cuello y entonces intente a ver si funcionaba el mando del collar y funciono correctamente desde ese mismo momento M. ya podía vivir con nosotros, pero eso sí, el que estuviera con él, tenía que estar en guardia por si acaso fallaba el dispositivo.
Pero de repente me dijo M.
-      No quiero vivir así, prefiero seguir muerto.
Entonces para cumplir su último deseo cogí me katana y se la clave en todo el cráneo para matarle.
Por el otro lado, el grupo que se había ido hace media hora, tuvieron que pasar dando palos a los draugers que habían debajo de las escaleras de incendio y cuando terminaron de matarlos estuvieron investigando la ciudad en silencio y agachado para que no los notaran esos malditos draugers. Y cuando llegaron al campamento que había caído hace tiempo estuvieron mirando si quedaba alguna armas y suministros que todavía servían, además de encontrar armas y suministros se habían topado con draugers, que anteriormente habían vivido como militares, y decidieron matarlos y robarles las armas que tenían encima y cuando terminaron todo el cuartel vinieron al avión para dejar las armas que habían conseguido, en cuando llegaron al avión les pregunte:
-      ¿Por qué no habéis traído suministros?
Y ellos me contestaron:
-      Que los suministros que habíamos encontrado estaban infestados por la sangre de los draugers.
Ainara
Entonces tuvimos que decidir a qué sitio ir ahora, sabiendo que ese sitio ya lo habíamos marcado como inseguro.
Pero antes de proseguir nuestro camino cogí a tres voluntarios y nos fuimos a las entradas de la ciudad y pusimos los carteles que decían así: ‘No hay santuario’, por si  acaso iba algún otro sobreviviente hacia el refugio, para que los malditos draugers no los mataran. Cuando terminamos de poner los carteles nos fuimos al avión presidencial para mirar algún otro sitio para ir.
Cuando llegamos al avión descansamos el resto del día y a la mañana siguiente, nos pusimos a mirar el mapa para mirar  a donde ir y se decantaron en ir a América porque suelen ser los que estaban mejor preparados en ocasiones de este tipo, mientras unos hacían guardia, pues Robert metía gasolina al avión para el viaje. Subimos todos al avión y despejamos y mientras estábamos viajamos pasamos por un cuartel de las fuerzas aéreas y vimos que aun que daban cazas intactos y decidimos bajar a conseguir algún caza para defenderse muchísimo mejor de los malditos draugers porque no todos son fáciles de matar hay algún drauger que cuesta matar y necesitaríamos armas bastante potente, pero eso si antes de despejar de nuevo
-      Robert tienes que reforzar los dispositivos electrónicos de los aviones por si acaso lanzaran algún cohete electromagnético porque si explotara en la atmosfera y nos llegara a estar en el aire caeríamos.
-      Ok. Ahora me pongo con ese trabajo, pero que material pongo.
-      Algún material resistente a esas dichosas ondas.
-      Ok. Pues necesitaríamos por lo menos 48 horas estar parados en esta base.
Mientras tanto, los tres militares se bajaron para buscar algún avión para llevar a lo rescatados hasta su base americana, y encontraron un avión de los llevaban a los soldados por el aire, miraron si tenía suficiente depósito y llenaron el depósito, regresaron al avión presidencial y me dijeron.
-      SDFRGTHYYBH………... – todos a la vez.
-      ¿Qué? De uno en uno.
-      Que nos deis las armas que ya habíamos encontrado un avión para llevar a los que rescatamos.
-      Eso mismo yo también dijo.
-      Y yo.
-      Pues vale ahora mismo voy a decírselo a Shiroe.
Llegue a donde estaba Shiroe y le dije:
-      Shiroe dale las armas que acordamos.
-      Ok. Ahora mismo se las doy diles que vengan.
Fui a avisarles de que ya podían ir a buscar sus armas. Entonces uno de los militares dijo:
-      Yo dije que todos nuestras armas.
-      No, pero el acuerdo era 2 metralletas y 3 pistolas.
-      Que no me digáis pamplinas dadme mis armas.
-      Pues tú te vas a enterar porque nadie me habla así y sale intacto.
-      Ah sí, así que buscas pelea.
Entonces salieron a la calle y comenzaron a pelearse y quien gano fue Shiroe y el militar se quedó muy mal parado. Luego de que se fueran de nuestro avión decidimos quedarnos en esa base aérea a vivir que se veía defendible y segura. Después de que decidieron por finalizada la pelea, los tres militares y la gente que habían salvado de aquellos caminantes menos un grupo pequeño que habían decidido quedarse con nosotros porque querían sobrevivir. El grupo contaban con tan solo cinco personas eran dos hombres, una mujer y dos hermanas.
-      ¿Por qué queréis quedaros con nosotros? – pregunte.
-      Es que con aquellos militares, si algún sobreviviente se queda atrás lo dejan a allí no vuelven – dijo uno de los hombre que se había quedado.
-      Pero, ¿ellos no son los que ayudan a la población? ¿Qué hacen dejando atrás a los supervivientes?
-      No lo sabemos ninguno de nosotros.
-      ¿Cómo os llamáis? – pregunte.
-      Yo me llamo Eustaquio – dijo uno de los hombres.
-      Y yo soy Emilio, Emilio Castro – dijo el otro.
-      Y yo soy la más preciosa de mi grupo, me llamo Sokhna – dijo la mujer.
-      Y nosotras somos Ainara y María – lo dijeron al unísono.
-      Encantado de conocerlos, yo soy James K. Weedolf, pero me podéis llamar Weedolf y estos son: David, Robert, el mecánico y piloto, Saeko, la segunda al mando, Apolonius, el encargado de las defensas, Alexandra, Asada, Asuna, Eros, el protector y mi general, Gastón, mi teniente, Shiroe, un estratega y el de la armería, Marina, la doctora e Iván.

Terminamos de presentarnos y nos bajamos del avión y fuimos a asegurar bien el cuartel de las fuerzas aéreas, para que no entrara ningún drauger allí dentro.

jueves, 29 de enero de 2015

Capítulo 5. Hora de la marcha.

Yorvanis
Después de una semana, nos pusimos en marcha para buscar un sitio más seguro, pero antes de marcharnos nos pusimos a buscar por el cuartel suministros y armas, para poder sobrevivir fuera del cuartel, mientras ellos buscaban los suministros y las armas.
Cuando regresaron al autobús de recoger suministros y armas, las armas me las llevaron en frente de mí y consiguieron traer las suficiente porque no podían haber traído más y esas fueron: 5 metralletas, 10 pistolas, 2 escopetas, 1 bazuca y 1 torreta automática, pero también habían traído armas blancas como: 5 espadas y 5 machetes, y de repente vi en donde estaban todas las armas blancas un arco y 90.000 flechas y como yo era el líder decidí coger el arco con sus flechas, una espada y una pistola. Después de contar todas las armas, nos pusimos en marcha y mientras que Robert conducía el autobús y dos del grupo, concretamente Gastón y Eros estaban arriba del autobús con la torreta automática para ir despejando el camino de draugers y así el autobús no colapsara y cuando estábamos pasando por el SPAR vimos a todos sus mutantes que controlaba el Duque Von Luciano, protegiendo el sitio de los draugers para que no le pasara nada al cadáver, paramos enfrente al centro y bajaron un escaramuza que era Gastón, Eros y yo, a explorar el centro a ver si podíamos recuperar otra vez el sitio. Cuando terminamos de explorar el sitio vimos que había demasiados draugers para poder limpiarlo nosotros solos y decidimos marcharnos de allí.
Cuando subimos todos al autobús vimos que en la isla ya no habrían más lugares seguros o que todos los lugares más seguros ya estarían ocupados y fuimos al aeropuerto a mirar si habían aviones, pero no encontramos aviones públicos y decidimos buscar por si casualidad había algún avión privado y mira que coincidencia Gastón había encontrado el avión presidencial y estaba como nuevo, dentro de un hangar.
Saeko aviso a Robert para que entrara con el autobús en el hangar, y allí mandamos a las chicas y al niño que entraran al avión mientras que los demás metían los suministros y las armas en el avión, Robert se puso a meterle gasolina al depósito del avión y a coger toda la gasolina que pudiera encontrar y meterlo dentro del avión y cuando terminaron de meter las cosas. Pero cuando estaba a punto de entrar, aparecieron por la puerta del hangar cinco draugers, que anteriormente eran de las fuerzas especiales.
Cuando entramos decidimos quien iba a derrotar a esos malditos draugers, y salieron voluntarios Gastón y Eros. Eros cogió la espada y Gastón su hacha favorita y bajaron del avión y se enfrentaron contra los cinco draugers, Eros corto las cabezas a dos draugers y Gastón les arranco primero todas las extremidades y después, a los tres que dejo inmóviles los remato con un golpe en la cabeza, siempre que se enfrentaba Gastón a un draugers, cuerpo a cuerpo, hacia los mismo, para él solo era un juego mortal.
Después de que mataran a los cinco draugers, me di cuenta en el avión que podíamos revivir a M. y en ese momento le pregunte a Eros y a Gastón, si querían ir a buscar el cadáver de M. al centro y me respondieron que sí, y les dije que cogieran el autobús para esa misión, pues en ese momento se fueron al centro con el autobús, llegaron bien al supermercado, después de entrar se fueron a la huerta donde estaba M. enterado y empezaron a excavar la tumba mientras ellos excavaban para poder extraer al cadáver de M. vieron cómo se acercaba tres draugers hacia ellos y de repente digo Gastón, que se los dejara,  mientras que Eros sacaba al cadáver y lo cargaba en el autobús, y Gastón se divirtió matando a los draugers como siempre y cuando cargo el cadáver en el autobús, se fue a avisar a Gastón, para que subiera, entonces consiguieron subir y se largaron de aquel maldito lugar, pero a mitad del recorrido fallo el autobús, y se quedaron en mitad de la autopista pero como bien he dicho era la autopista habían muchísimos coches por allí, busco un coche Gastón y Eros se quedó vigilando el autobús por si las moscas, mientras tanto Gastón encontró un santo buja, que lo limpio de restos humanos y se metió, y mira que coincidencia funcionaba a la perfección, pues entonces lo condujo hasta donde estaba el autobús, para recoger al cadáver y a Eros, después de haber subido Eros, se dirigieron hacia el aeropuerto y cuando llegaron al aeropuerto se adentraron con el coche dentro de la pista y se dirigieron hasta el hangar donde estábamos esperándolos. Cuando empezaron a embarcar los dos con el cadáver de M., yo me fije en el coche y dije,
-      Qué pena da lo del coche porque era un santo buja que habían conseguido y lo teníamos que dejar aquí.
 Pero de repente salto Robert.
-      Que no pasaba nada podíamos encontrar otro buja, por cualquier lugar.
-       Pero sería más difícil encontrar uno en un estado fabuloso.
Pero antes de salir, decidimos quedarnos 24 horas antes de salir con el avión a un lugar seguro, y nos quedamos esas 24 horas en el hangar, con las puertas del hangar cerradas para que no entrara ningún draugers y ya cerradas las puertas, vimos que solo teníamos comida suficiente para cinco días, eso si la repartimos a lo mínimo a cada uno, luego, decidí quienes iban a acompañarme a buscar los suministros y decidí que iban a ir Gastón y Eros, cuando salimos por las puertas del hangar corrimos hasta el aeropuerto, pero a mitad de camino observamos a una madre con su hija escapando de 50 draugers, decidimos ir a ayudarlas pero tuvimos que sortear y aplacar a 15 draugers pues estaban en nuestro camino y nadie podría interponerse en nuestro camino por la supervivencia. Cuando las alcanzamos nos pusimos entre los draugers y la dijimos que se parara y se pusiera detrás nuestro, entonces Eros se enfrentó a 10 draugers, Gastón a 15 draugers y yo a 25 draugers. Cuando terminamos de matar a los 50 draugers, observamos de que no tuvieran ningún mordisco o arañazo de ningún draugers, y las acompañamos hasta nuestro hangar, cuando se veía nuestro hangar al frente la dijimos a la madre, que se fueran corriendo hasta el hangar que veían al frente y que dijeran a los que estaban allí que iban de parte de James K. Weedolf, que ellos ya sabían que hacer en esa situación.
Cuando terminamos de hablar con la madre y la hija nos fuimos de nuevo al aeropuerto, pero por el camino tuvimos que sortear y aplacar a otros 25 draugers, cuando llegamos al aeropuerto nos dividimos en dos grupos; el primer grupo era James K. Weedolf y el segundo grupo fueron Eros y Gastón. Yo me fui por la izquierda y Eros y Gastón se fueron por la derecha. Mientras yo buscaba suministro encontré cosas que me servía para hacer un collar lo había llamado “controlador de no-muertos”, y después fui a por los suministro, mientras Eros y Gastón ya habían terminado de recoger todo los suministros que podían coger entonces ellos se fueron al hangar y cuando llegaron al hangar vieron que James K. Weedolf no había llegado todavía.
Me estuvieron esperando a que llegara y cuando por fin conseguí llegar, se me acerco Saeko, que estaba muy preocupada por mí.
-      ¿Dónde estaba? – Me pregunto.
-      Conseguir los materiales necesarios para fabricar el collar “controlador no-muerto” y que después de eso me fui a recorrer el aeropuerto en busca de suministro y cuando termine allí, me marche de allí y a mitad del camino me topé con 100 draugers y me retuvieron bastante, pero conseguí matarlos sin que me dieran ningún mordisco o arañazo. – Le respondí.

Cuando terminamos de hablar de que porque había tardado demasiado, decidimos esperar hasta mañana para partir con el avión a otro sitio más seguro.

Capítulo 4. Cae la base.

Apolonius
Pasaron ya dos años, aproximadamente, desde que ocurrió el Apocalipsis y aún seguimos vivos, aunque con muy pocos suministros y no podíamos aguantar más sin suministros. Pero un día, se acercaron un grupo de supervivientes y vieron que el centro estaba limpio de draugers y se pusieron a entrar al centro, pero como nosotros siempre poníamos un vigía para que no entraran draugers, pues el vigía vio como entraban el grupo de sobrevivientes, pues cuando los vio entrar se fue a buscar a los demás para comentarlo, después de enterarnos de que estaban entrando un grupo de sobrevivientes nos pusimos en guardia por si acaso entraban y lo querían tener para ellos. Cuando entraron nos vieron en frente de la puerta principal y se acercaron los dos líderes de los dos grupos y empezaron a hablar para buscar una solución pacífica.
-      ¡Fuera del centro! Ahora es nuestro.
-      Tranquilo amigo, lo podemos arreglar sin que se vaya nadie, no ves que hay dos edificios.
-      Entonces nosotros nos quedamos con este y vosotros os vais al otro.
-      Hombre se justo nosotros somos más personas, o sea, que necesitamos más espacio, ya que vuestro grupo es pequeño dirigíos al otro edificio.
-      ¡Que no! Nosotros nos quedamos aquí u os vais, entendido.
De repente en mitad de la discusión salió una manada de draugers, y entonces les dije:
-      Tranquilizaos, un rato y mañana discutimos sobre quien se va a quedar en que sitio se queda cada uno, que nos están atacando los draugers.
-      Vale, pero ¿dónde nos quedamos hasta mañana?
-      Os podéis quedar aquí, que nosotros nos vamos al otro edificio.
Cuando terminamos con la discusión nos encargamos de la manada, y nos dirigimos al otro edificio. Cuando llego la noche, cogí a tres miembros del grupo y nos dirigimos hacia los otros miembros de sobrevivientes, los vimos dormidos y Gasto dijo:
-      ¿Por qué no los matamos a todos aquí y ahora?
-      Porque no somos asesinos sino que somos un aliado de la Justicia y que además quiero ahorrar toda la munición posible.
-      Y ¿Cómo vamos a matarlos?
-      No los vamos a matar sino hacer que los draugers los maten.

Y con el plan repartido nos dirigimos a preparar los preparativos. Abrimos las puertas del centro para que entraran unos cuantos draugers y con las puertas abiertas el grupo no se despertó hasta que ya los tenían encima y desde ese momento el otro grupo ya no existía, pero eso si cuando matamos a los draugers que entraron, cerramos las puertas del centro y empezamos a contar a los miembros del otro grupo por si acaso no habían caído todos, y al contar todos los cadáveres nos enteramos de que uno de ellos consiguió escapar, pero no nos dimos cuenta que fue el líder.
David
Cuando la batalla había terminado, nos tuvimos que retirar del centro porque del ruido que hicimos, habíamos atraído a una manada de draugers, y al inicio del apocalipsis pudimos contra todos los draugers que habían por el centro porque estaban disperso y además no estaba todo el instituto completo solo un poco más de la mitad, pero ahora venían todos los draugers juntos y con lo que teníamos a mano no podíamos contra ellos, eso sí, si usáramos las armas de fuego podríamos acabar con ello, pero en ese momento quería guardar toda la munición posible por si una emergencia pasara, y entonces tuvimos que abandonar el centro eso daba muchísima pena porque nos había costado limpiar todo el centro y  aunque éramos un Pecados Capitales James K. Weedolf y una maestra con la katana, Saeko y algunos que sabían algo de como matar a un drauger, igual hubiéramos podido haber ganado, pero eso si no aseguraría las bajas que hubiéramos tenido.
Cuando salimos del centro, habíamos caminado dos kilómetros, y vimos a lo lejos un autobús que podríamos utilizar para trasladarnos más rápido de un lugar a otro, cuando nos acercamos al autobús estuvimos mirando que no habría ninguno de esos malditos draugers en el autobús ni cerca del autobús. Terminamos de inspeccionar el autobús y las cercanías del autobús, y entonces  nos encontramos con 10 draugers en total, 5 draugers estaban dentro del autobús y los otro 5 draugers estaban por la cercanías del autobús y cuando terminamos de matar a los 10 draugers pudieron entrar el resto del grupo en el autobús, de repente, Robert se puso a intentar arrancar el autobús porque sabía mucho más de mecánica que nadie de nosotros porque su padre trabajaba en un taller como mecánico e iba a ayudarle con el trabajo. Consiguió arrancar el autobús y lo utilizamos para buscar algún lugar seguro donde quedarnos.
Ivan
Nos estábamos dirigiendo hacia el norte de la isla y a mitad del trayecto nos encontramos con una patrulla de policías, pero los policías que estaban allí estaban muertos entonces paramos el autobús y dos miembros de nuestro grupo bajaron para pillar las armas y municiones que sean de utilidad, y cuando terminaron de recoger las armas y las municiones, me las pusieron en el asiento y vi que solo habían conseguido dos metralletas y 150 balas en cada metralleta y 200 balas de repuesto y tres pistolas con 4-5-3 balas en cada una de ellas y 70 balas de repuesto, las dos metralletas se las di a Apolonius y a Robert y a Alexandra, a Asuna y a Asada les di las tres pistolas y las municiones las repartí a partes iguales porque podían servirlas para defenderse en caso de emergencia, porque si en ese momento no podríamos defender a todos los miembros del autobús de los draugers porque los que estábamos luchando continuamente y sabíamos cómo matarlos solo éramos cuatro miembros para poder defender a los 10 miembros, con lo que al final yo les explique de cómo se podría matar a un drauger y les dije que con un tiro en la cabeza bastaba. Pues cuando ya estaba todo arreglado nos  pusimos en marcha hacia el norte de la isla y una vez que llegamos a Las Palmas de Gran Canarias que era la ciudad que estaba al norte, nos dirigimos al centro comercial Las Arenas, y ya allí nos dividimos en dos grupos para conseguir más suministros y decidí quien iba a ir a por las provisiones y el primer grupo seria: Gastón y James K. Weedolf y el segundo grupo lo formaría: Eros y como la líder Saeko, y el resto se quedaría en el autobús mientras nosotros conseguíamos los suministros.
Pero de repente, mi grupo se dirigió al centro comercial para conseguir suministro, y apareció un sobreviviente, que se hacía llamar Shiroe.
-      ¿Quieres unirte a nosotros?
Después de oír lo que le dije, dijo.
-      Me encantaría unirme.
Pero Gastón, me dijo:
-      ¿Por qué le invitaste a venir a ese tipo?
-      Es que me da la curiosidad que tienen algo especial.
-      ¿Y que es eso que tiene?
-      No sé para eso le invite a unirse para saberlo.
-      Ok, Weedolf.
 Cuando mi grupo regresaba al autobús con las provisiones nos topamos con un pequeño grupo de draugers y tuvimos que dejarle todas las provisiones a Shiroe, para que las protegiera mientras nosotros nos encargábamos de matarlos. Cuando terminamos de matarlos corrimos hasta el autobús para no toparnos con más draugers, y de pronto vimos que todavía no había regresado el grupo de Saeko.
Pasaron unos cincuenta minutos, y aparecieron por la puerta y vimos que llevaban aparte de provisiones, ordenadores portátiles y máquinas de juegos. Cuando subieron les obligue a que se explicaran porque habían cogido esas cosas, solo habíamos parado para suministrarnos de provisiones y me dijo Saeko, que
-      Nos habíamos retardado mucho por culpa de Eros, que se había entretenido cogiendo a parte de los suministro, un montón de manga. – Me dijo Saeko.
Y en ese momento le dije.
-      Muy bien Eros para esta ocasión te perdono, pero que no vuelva a pasar, y si vas a hacer algo antes por lo menos  pregúntale al que está al mando con anterioridad, entendido.
-      Entendido, pero fue algo que se me ocurrió en ese momento.
Cuando estuvimos todos en el autobús, nos pusimos en marcha hasta el cuartel militar que había en Las Palmas de Gran Canarias, y por el camino veíamos algún coche policial o algún vehículo militar y siempre parábamos para recoger armamento, hasta llegar al cuartel militar y allí nos encontramos con unos cuantos militares atrincherados y matando a todo tipo de draugers que se acercaban, pero de repente, los militares nos vieron y nos dijeron que paráramos para preguntarnos.
-      ¿A dónde vais con ese autobús?
-      Lo habíamos encontrado por la ciudad de Vecindario - Le dije – Luego, ¿nos podríais dejar pasar, por favor?
-      ¿Para qué queréis pasar al cuartel?
-      Pues para descansar y suministrarnos.
-      Si solo es eso pues adelante podéis pasar, pero eso si cuando termines os vais que estamos a tope de la capacidad que podemos proteger y si vuestro grupo sé que igual va a ser mucho más difícil defender.
-      Ok, entonces pasamos y cuando terminemos nos vamos.
Entramos poco a poco en el cuartel, ya mitad del trayecto nos encontramos con el coche presidencial y dentro de él, estaba el presidente de España, Rajoy, pues habíamos aparcado el autobús para mirar si el presidente estaba bien y que no lo hubieran mordido o arañado y le vimos sin ningún mordisco y arañazo y además, estaba sano y salvo, y también había quedado uno du sus guardaespaldas vivo, dentro del coche y  le preguntamos.
-      ¿Queréis que os llevemos dentro del cuartel? Que a nosotros no nos importa llevar al presidente en el autobús, pero una pregunta ¿por qué el presidente de España está por aquí?
-      Si no es una molestia llevadme con vosotros hasta el cuartel, por favor. Estoy por aquí porque vine de vacaciones para relajarme un rato de la política.
-      Ok. Ya no te molestamos más entrad al autobús que os subimos rápido.
Llegamos al cuartel y allí nos rodearon un grupo de militares que estaban esperando al presidente, para ponerlo a salvo, cuando nos bajamos del autobús el presidente bajo y les digo a los militares
-      ¡Porque no habéis venido a recogerme! Que por vuestra culpa he perdido a cuatros de cinco de mis mejores guardaespaldas y que además los únicos valientes fueron estos chicos de aquí.
-      Es que estuvimos defendiendo el cuartel y no podíamos enviar a un grupo de rescate a por vosotros.
-      Lo sentimos señor. – dijo otro de los militares.
Entonces se fueron y se llevaron al presidente al bunker subterráneo bien fortalecido, para que estuvieran a salvo, mientras nosotros nos preparamos para quedarnos un tiempo allí porque no era muy ventajoso estar donde hay muchas personas porque las provisiones se agotarían demasiado rápido y si se hace mucho ruido caería demasiado rápido y en ese momento Robert había visto un arsenal que tenían los militares y cogió un poco de aquellas armas, y se fue pero a mitad del trayecto le detuvo un oficial y le pregunto.
-      ¿Qué haces con todas esas armas chaval?
-      Solo cogimos las necesarias para defendernos de aquellos malditos draugers.
-      Pero vosotros no podéis andar con ese tipo de armas.
-      Anda ya en esta ocasión no hay leyes, la única es la de la ley del más fuerte.
-      No, nosotros seguimos con las leyes devuelve esas armas.
-      No quiero son nuestras nos dejaron coger unas pocas armas.
-      ¡QUE NO! Devuelve las armas.
En ese momento vio como le maltrataban a Robert el oficial y los soldados viendo, que David me fue avisar de lo que estaba pasando y cuando llegue allí, yo mismo desafié al oficial para que nos dejara en paz. Pero de repente oigo la voz de Robert diciéndome.
-      Weedolf, gracias por venir en mi ayuda, no sé cómo te lo podría agradecer.
-      No me lo tienes que agradecer de ninguna manera, es lo que hace un buen líder del grupo por sus camaradas.
-      Oh, eres grandioso, Weedolf. – me dijo Saeko.
Empezamos el combate, y a mitad del combate el oficial me tira al suelo que me deja inconsciente en el suelo, pero de repente me vieron levantarme y me vieron como estaba utilizando mi poder contra el oficial y cuando se terminó la pelea me desperté y dije.
-      ¿Qué paso aquí?
-      No lo sabes, Weedolf.
-      No, ¿el qué?
-      Que as utilizado tu poder como Pecado Capital.
-      ¿En serio?
-      Si, Weedolf.
-      Entonces, ¿cuál es mi poder?
-      No lo sé, no lo vi muy bien, fuiste demasiado rápido, lo siento.
-      No pasa nada, ya se descubrirá mi poder.
-      Ok.

Entonces el oficial se había largado corriendo del miedo que pasó en la pelea contra mí, y apareció el general y se me acerco y me dijo.
-      Puedes llevarte todas las armas que quieras, que por lo menos sabemos que lo sabréis utilizar muy bien.
-      Entendido.
Entonces llevamos las armas que consiguió Robert al autobús y descansamos hasta la hora de partir y además yo sí que tuve que descansar porque me quede sin energías por culpa de esa pelea.