Capítulo 6. En busca de un nuevo refugio.
![]() |
Sokhna |
Cuando
aterrizamos en la azotea de un edificio, vimos a tres militares con unos pocos
sobrevivientes esperando algún helicóptero para el rescate y en cuando nos
vieron pensaron que venía el presidente a rescatarlos personalmente, en ese
momento nos vieron bajar del avión y se dieron cuenta que solo éramos unos
chicos.
-
Chicos,
¿viaja algún adulto responsable con vosotros?
-
Si,
¿Por qué lo preguntáis?
-
Para
que le aviséis alguno para hablar.
-
Pero si
nuestro líder es James K. Weedolf, un chico de 18 años.
-
Pues
decidle que baje un momento del avión, por favor
Entonces
entro Gastón al avión para avisarme de que me estaban llamando allí a fuera y
cuando llego a donde estaba me dijo.
-
Weedolf
unos militares quieres hablar contigo.
-
¿Qué
quieren?
-
No sé,
no nos lo dijo.
-
Pues
muy mal, hay que informarse antes de molestarme con mi experimento.
-
Lo
siento Weedolf, no volverá a ocurrir.
Baje
del avión y me topé con los tres militares americanos.
-
¿Qué
queréis de mí?
-
Si nos
podéis llevar a una base americana o algún sitio donde allá algún avión para
poder rescatar a estas personas.
-
Sí,
pero con una condición.
-
Que
condición.
-
Que
todas las armas que llevéis encima se las deis a Shiroe, entendido.
-
Si pero
¿cómo vamos a defendernos sin ellas cuando salgamos de este avión?
-
¿Cuándo
os demos 2 metralletas y 3 pistolas? podéis
bajar del avión, ¿entendido? y no quiero más preguntas.
-
Si.
![]() |
Maria |
Pero
de repente me dijo M.
-
No
quiero vivir así, prefiero seguir muerto.
Entonces
para cumplir su último deseo cogí me katana y se la clave en todo el cráneo
para matarle.
Por
el otro lado, el grupo que se había ido hace media hora, tuvieron que pasar
dando palos a los draugers que habían debajo de las escaleras de incendio y
cuando terminaron de matarlos estuvieron investigando la ciudad en silencio y
agachado para que no los notaran esos malditos draugers. Y cuando llegaron al
campamento que había caído hace tiempo estuvieron mirando si quedaba alguna
armas y suministros que todavía servían, además de encontrar armas y suministros
se habían topado con draugers, que anteriormente habían vivido como militares,
y decidieron matarlos y robarles las armas que tenían encima y cuando
terminaron todo el cuartel vinieron al avión para dejar las armas que habían
conseguido, en cuando llegaron al avión les pregunte:
-
¿Por
qué no habéis traído suministros?
Y
ellos me contestaron:
-
Que los
suministros que habíamos encontrado estaban infestados por la sangre de los
draugers.
![]() |
Ainara |
Pero antes
de proseguir nuestro camino cogí a tres voluntarios y nos fuimos a las entradas
de la ciudad y pusimos los carteles que decían así: ‘No hay santuario’, por si
acaso iba algún otro sobreviviente hacia el refugio, para que los
malditos draugers no los mataran. Cuando terminamos de poner los carteles nos
fuimos al avión presidencial para mirar algún otro sitio para ir.
Cuando
llegamos al avión descansamos el resto del día y a la mañana siguiente, nos
pusimos a mirar el mapa para mirar a
donde ir y se decantaron en ir a América porque suelen ser los que estaban
mejor preparados en ocasiones de este tipo, mientras unos hacían guardia, pues
Robert metía gasolina al avión para el viaje. Subimos todos al avión y despejamos
y mientras estábamos viajamos pasamos por un cuartel de las fuerzas aéreas y
vimos que aun que daban cazas
intactos y decidimos bajar a conseguir algún caza para defenderse muchísimo
mejor de los malditos draugers porque no todos son fáciles de matar hay algún
drauger que cuesta matar y necesitaríamos armas bastante potente, pero eso si
antes de despejar de nuevo
-
Robert
tienes que reforzar los dispositivos electrónicos de los aviones por si acaso
lanzaran algún cohete electromagnético porque si explotara en la atmosfera y
nos llegara a estar en el aire caeríamos.
-
Ok.
Ahora me pongo con ese trabajo, pero que material pongo.
-
Algún
material resistente a esas dichosas ondas.
-
Ok.
Pues necesitaríamos por lo menos 48 horas estar parados en esta base.
Mientras tanto, los tres
militares se bajaron para buscar algún avión para llevar a lo rescatados hasta
su base americana, y encontraron un avión de los llevaban a los soldados por el
aire, miraron si tenía suficiente depósito y llenaron el depósito, regresaron
al avión presidencial y me dijeron.
-
SDFRGTHYYBH………...
– todos a la vez.
-
¿Qué?
De uno en uno.
-
Que nos
deis las armas que ya habíamos encontrado un avión para llevar a los que
rescatamos.
-
Eso
mismo yo también dijo.
-
Y yo.
-
Pues
vale ahora mismo voy a decírselo a Shiroe.
Llegue a donde estaba Shiroe y
le dije:
-
Shiroe
dale las armas que acordamos.
-
Ok.
Ahora mismo se las doy diles que vengan.
Fui a avisarles de que ya
podían ir a buscar sus armas. Entonces uno de los militares dijo:
-
Yo dije
que todos nuestras armas.
-
No,
pero el acuerdo era 2 metralletas y 3 pistolas.
-
Que no me
digáis pamplinas dadme mis armas.
-
Pues tú
te vas a enterar porque nadie me habla así y sale intacto.
-
Ah sí,
así que buscas pelea.
Entonces salieron a la calle y
comenzaron a pelearse y quien gano fue Shiroe y el militar se quedó muy mal
parado. Luego de que se fueran de nuestro avión decidimos quedarnos en esa base
aérea a vivir que se veía defendible y segura. Después de que decidieron por
finalizada la pelea, los tres militares y la gente que habían salvado de
aquellos caminantes menos un grupo pequeño que habían decidido quedarse con
nosotros porque querían sobrevivir. El grupo contaban con tan solo cinco
personas eran dos hombres, una mujer y dos hermanas.
-
¿Por
qué queréis quedaros con nosotros? – pregunte.
-
Es que
con aquellos militares, si algún sobreviviente se queda atrás lo dejan a allí no
vuelven – dijo uno de los hombre que se había quedado.
-
Pero,
¿ellos no son los que ayudan a la población? ¿Qué hacen dejando atrás a los
supervivientes?
-
No lo
sabemos ninguno de nosotros.
-
¿Cómo
os llamáis? – pregunte.
-
Yo me
llamo Eustaquio – dijo uno de los hombres.
-
Y yo
soy Emilio, Emilio Castro – dijo el otro.
-
Y yo
soy la más preciosa de mi grupo, me llamo Sokhna – dijo la mujer.
-
Y
nosotras somos Ainara y María – lo dijeron al unísono.
-
Encantado
de conocerlos, yo soy James K. Weedolf, pero me podéis llamar Weedolf y estos
son: David, Robert, el mecánico y piloto, Saeko, la segunda al mando,
Apolonius, el encargado de las defensas, Alexandra, Asada, Asuna, Eros, el
protector y mi general, Gastón, mi teniente, Shiroe, un estratega y el de la armería,
Marina, la doctora e Iván.
Terminamos de presentarnos y
nos bajamos del avión y fuimos a asegurar bien el cuartel de las fuerzas
aéreas, para que no entrara ningún drauger allí dentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario